Lo que más me gusta de Lota es el mercado. Siempre ocupado, la gente está caminando, corriendo, hablando y gritando para vender lo que sea. Las calles son llenas de carpas para vender mariscos, pescado, frutas, legumbres, juegos, ropas, zapatos, gorros, cualquier cosas. El olor de pescado es en todas partes. Es un olor feo y a veses repugnante, pero no es algo malo...somalente es algo distinta y desconocido.
Hombres y mujeres, jovenes y viejos están tirando mariscos de una cesta a otra cesta, cortando las cabezas del pescado, haciendo salsa de tomate, llevando fruta sobre su cabeza y cocinando pan por los clientes. El olor de asados se llena el aire después de pasar los pescaderos.
Hay tanto energía y gusto entre la gente. Es como una fiesta. No puedes estar de pie sin moviendo porqué es tan ocupado. Nunca he visto algo como esto antés que mi viaje a Lota. Hay una extraña sensación que cuando estás en el mercado, estás viviendo en el pasado. Hay qué apreciar estas cosas distintas de los de los Estados Unidos; hay que apreciar una vida distinta.
Colin Horn
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment